Un padre y su pequeño hijo caminaban por una calle en
Chicago y llegaron a una plaza donde estaban construyendo
un rascacielos de muchos pisos. Mirando hacia arriba vieron
a algunos hombres trabajando en la última planta del edificio.
—Papá
—preguntó el niño
—, ¿qué están haciendo aquellos niños pequeños allá arriba?
—No son niños, hijo, son hombres bien crecidos.
—Pero, ¿por qué parecen tan pequeños?
—Porque están muy alto
—respondió el padre.
Después de una pausa el niño volvió a preguntar:
—Entonces, papá, cuando lleguen al cielo, ¿quedará algo de ellos?
Es muy cierto. Cuanto más cerca estamos de Cristo menos nos ven los demás a nosotros y más ven a Cristo.